miércoles, 1 de febrero de 2017

NEGOCIOS QUE ESTAN CRECIENDO EN VENEZUELA A PESAR DE LA CRISIS




Hay muchos escépticos ante la idea de que la crisis es una oportunidad, pero en Venezuela algunas industrias e individuos están buscando oportunidades en medio de la grave situación económica del país.

La reducción de importaciones de productos que eran ampliamente consumidos por los venezolanos ha permitido que se reivindiquen los artículos autóctonos.

Mientras, algunas personas tratan de hacer realidad su sueño posicionándose ahora a la espera de que la situación cambie, y otros recurren al mundo financiero digital en busca de unas divisas que ayuden a sobrellevar la inflación y la escasez de alimentos, de medicamentos y de productos básicos.

El ron, el otro petróleo venezolano.
Hasta hace pocos años, Venezuela era uno de los primeros países en importación de whisky escocés. Es el retrato de una economía que produce poco y que trae del exterior hasta su bebida nacional.

Con la caída de los precios del petróleo, entre otras razones, ya no hay tantas divisas y no sólo escasean alimentos y medicinas, sino también el whisky.

Y eso hizo que el ron, la verdadera bebida made in Venezuela, ganara peso.
Como causa la creación de nuevas categorías premium que han elevado la consideración del ron, que antes perdía ante el whisky en el ranking de las bebidas con status.

Y al no ser importado, un buen ron es muy competitivo en el mercado venezolano. “Un buen whisky cuesta 150.000 bolívares, mientras que un ron ultra-añejo de la más alta calidad está en 40.000“, afirma Alfaro.

El ron y el cacao, entre otros, son ahora productos cuya exportación crece. “El gobierno ha flexibilizado las condiciones para el manejo de divisas para la exportación. Manejan más dólares”, dice el economista Oliveros.

“En los últimos dos años ha habido cambios importantes en el impulso que ha dado Venezuela a los exportadores”, confirma Alfaro, representante de la industria del ron, quizás el producto más reconocido como venezolano junto al petróleo.

Ese producto minoritario que ahora domina el anaquel.
Las marcas tradicionales asociadas a transnacionales han desaparecido de los anaqueles o tienen una presencia limitada o simplemente son muy caros.

Y eso es una oportunidad para los productos venezolanos que antes eran avasallados por los nombres más poderosos y publicitarios.

En este contexto de reducción de importaciones o de altos precios, “empresas más pequeñas han entrado en el mercado”, dice Oliveros.

Es el caso de la empresa venezolana Fácil Química, que asegura poseer ahora el 35% del mercado nacional de productos de limpieza con la marca Clic, nacida en 2012.

“Ahora soy el dueño del anaquel”, dice a BBC Mundo el presidente de la compañía, Tony León, orgulloso de haberse impuesto a marcas internacionales como Colgate, Procter and Gamble y Unilever, para los que antes fabricaba los productos.

Según Larry Gil, director de la firma, Fácil Química nunca tuvo acceso a las divisas preferenciales a bajo precio que en los tiempos de bonanza concedía el gobierno a las empresas para importar la materia prima.

“A nosotros no nos impactó que eso acabara”, dice sobre el nuevo escenario, en el que sus competidores perdieron la ventaja que tenían.

“Hemos vivido sin el papá gobierno, a diferencia de todas las demás empresas”, agrega Gil. Ahora, con escasez de divisas, las transnacionales tienen una presencia intermitente, algo que aprovecha su firma.
Ante el problema de conseguir los envases para sus productos, la compañía ha desarrollado y patentado unas máquinas dispensadoras para que el consumidor rellene los envases, lo que, aseguran, permitirá vender a un menor precio y favorecer el medioambiente, un importante incentivo de compra en Norteamérica y Europa, adonde se quiere expandir.

Y todo ello producido en Venezuela, afirman León y Gil. “Hemos usado la crisis en modo positivo. La crisis nos ha puesto a innovar”.

Un hobby que puede llegar a ser negocio, la cerveza artesanal.
Como en el resto del mundo, la cerveza artesanal también vive un auge en Venezuela.

Los recientes impuestos al vino, los problemas de los productores industriales para producirla y el gusto de muchos venezolanos por las cervezas que se beben en Europa y Norteamérica llevaron a que algunos decidieran armar sus propias “fábricas”.

Actualmente hay entre 20 y 25 marcas artesanales y excepto cinco o seis, el resto son realmente pequeñas.

Es el caso de La Hermandad de los Diablos, un pequeño grupo de amigos treintañeros que decidió dar el salto con la ayuda de otro amigo maestro cervecero. “Cada cocción son 200 litros, unas 220 botellas“, me dicen en su pequeña e ingeniosa cervecería.

“No da dinero. Todos tenemos tres trabajos y cero tiempo libre”, afirma Andrés Moix, uno de los socios.

Sus dificultades son máximas. Deben importar la cebada, el lúpulo y la levadura y filtrar con cuidado una agua que en Venezuela es de mala calidad. En tres años el kilo de cebada ha pasado de costar 300 bolívares a 8.000.

“Con esta hiperinflación es difícil calcular el costo de reposición”, dice Moix.

De momento colocan sus botellas en bodegones y restaurantes de alto nivel. Venden cada cerveza en unos 8.000 bolívares y los locales la sacan al mercado a 20.000.

El salario mínimo en Venezuela es de unos 40.000 bolívares mensuales, por lo que sus botellas de 0,75 litros son para clientes exclusivos.

De momento, el objetivo es claro. “Queremos posicionarnos a la espera de que todo cambie. A eso apostamos”, afirma Moix.

El bitcoin: dinero virtual muy real
La moneda virtual de mejor rendimiento en 2016 es una solución para un número creciente de venezolanos.

“En unas condiciones de mercado preñado de distorsiones, el bitcoin puede contribuir a navegar esta situación que atraviesa Venezuela”, me dice un minero, como se conoce a los buscadores de criptomonedas, que prefiere mantener el anonimato.

La generación de esta moneda gana adeptos ante la continua devaluación del bolívar.

“Yo creo que el volumen se ha duplicado en el último año”, dice el minero sobre la mayor participación.

En 2014 un bitcoin equivalía a 40.000 bolívares, mientras que ahora se está negociando a 3,2 millones. “Eso da una idea de por qué mucha gente está buscando protegerse en el bitcoin”.

Es un valor refugio en un país que cuenta además con el gran incentivo de que la electricidad es casi gratis porque está subsidiada por el gobierno. Los mineros obtienen las monedas con el cálculo de complejas operaciones con computadoras especiales que pueden costar entre US$600 y US$700.

Una de esas computadoras especiales, que consumen mucha energía y son capaces de hacer 15 millones de cálculos, puede generar actualmente unos US$2,5 al día en bitcoins.

Si se disponen de tres aparatos, por ejemplo, se pueden lograr US$7,5 en 24 horas y US$225 al mes. Una buena cifra en un país en el que el salario mínimo mensual es aproximadamente de US$30.
“Eso, para una familia modesta, es un buen complemento al ingreso”, me dice el minero, que ve cómo cada vez más gente se suma a la búsqueda de monedas virtuales.

Fuente: LibertadDigitalHN.com





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